Noviembre de Muertos en Medellín.
Jornadas de protestas en el paro nacional.
Medellín lleva años organizada como una gran mafia, esta va colocando sus capos según el momento y la visibilidad que les den los medios/miedos, las mafias se manejan a través de lealtades y por mucho tiempo hemos tenido que guardar silencio de lo que hacen, tornando-nxs actores y parte de las decisiones que toman, leales a sus intereses.
La maquina paranoica de los medios/miedos se les esta estropeando. Ahora la mafia esta en crisis y tal vez más con poder que nunca antes, ya sus capos viejos no tienen la misma influencia y poder, no logran ocultar todos sus behamenes y crimines que ejecutan sobre la población que lucha y el genocidio/etnocidio es palpable.
Mismo cada vez más personas entran en la población de los descartables y eliminables con la desaparición de la clase media, la descomposición es muy visible y la lumpenización de la juventud es preocupante.
Medellín es la sede de la mafia del estado colombiano, dentro del mapa de las protestas, levantamientos y golpes que acontecen en America Latina no aparece, para los latinoamericanos en lucha somxs algo tenebroso. Tal vez America Latina si entiende el rol del estado mafioso y asesino que se despliega, más por ser el aliado de la USA, por enviarles una gran cantidad de droga los acontecimientos se desarrollan en una aparente tranquilidad mientras el flujo de armas, drogas y dinero se mantenga. Esto también lo sostiene el flujo que permite el extractivismo; la megamineria, la deforestacion y las represas, son formas que otras corporaciones y estados toman para militarizar el territorio y dejar toda esta estela de muerte y destrucción.
Colombia es un país anacrónico y reaccionario, Medellin es la que apalanca toda esta desesperanza, y gran parte de la sociedad no atiende a esta cuestión. la política del enemigo interno, el para-militarismo y el racismo son cuestiones que han instaurado el miedo y encierran a su población sin permitir mayor margen de acción, donde cada individuo o colectivo tiene que pasar por un periplo muy extenuante para efectuar alguna reivindicación; primero nos debemos declarar victimas, después tenemos que empezar a contar muertos, y después tratar de “restablecer” algunos derechos que como mínimo garanticen que los acontecimientos sigan en un estado peor
No guardar silencio, Introducir el ruido en esta sociedad debe ir más allá a lo ya experimentado. Sobre todo lo que nos ha traído asumir el rol de victimas y de manejo de conflictos a través de la resiliencia exigida por la ONU como el mecanismo empleado en el proceso de paz y resolución de conflictos. Necesitamos actuar en las ciudades de una forma espontanea, como movimientos autónomos, creando circuitos de personas e información entre cada una de ellas, debemos hacer que nuestros cuerpos y nuestras acciones en la calle sean contagiosas, necesitamos entrar en una nueva fase exploratoria del terreno de nuestras urbe abriendo margenes y atravesando fronteras.
Ahora la permanencia en las calles de Medellín es lo que esta en juego y tal vez lo permita que desocupar y destituir todo este orden mafioso y paramilitar. Necesitamos que este noviembre de muertos vaya mas allá de una procesión de victimas, necesitamos que el cuerpo social vuelva a vibrar con todas sus formas expresivas, mismo asimilando la violencia que se desaté, no es de condenarla, es que reconozcamos la vulnerabilidad y precariedad de nuestros cuerpos, solo en ese momento tendremos algo de empatía con todos los que solo vemos en los noticieros, en las calles, campos, selvas, desiertos y montañas en sus diásporas infinitas del dolor eterno.
Destituir es nombrar al genocida, es hacerlo visible, es expulsar el cuerpo paramilitar que han incorporado en cada uno de los que habitamos este valle de muerte.